miércoles, 21 de mayo de 2014

Entrevista en Vanityfair Evo Morales: "El rey es mi amigo. El príncipe no tanto. Me mira raro"



- "No me fío de mis ministros. A veces se les olvidan las cosas o no me cuentan la verdad".

- "Obama me dio la mano cuando no estaba la prensa, pero luego delante de todos me la negó. ¿Eso qué es? No lo entiendo".

- "El día de la nacionalización fue el más feliz de mi vida porque recuperamos los recursos y la patria".

Fue pastor, cocalero, sindicalista y en 2006 se convirtió en el primer presidente indígena de Latinoamérica. Hoy, ocho años después, está a punto de ser elegido por tercera vez. David López viaja a Bolivia y acompaña durante una semana frenética a Evo Morales: sube a su avión privado, entra en su casa y en su retiro de fin de semana, lo observa jugar al fútbol, descubre que tiene siempre varias novias disponibles y habla con él de Chaves, Fidel y el Rey.

Viajamos hasta Bolivia para vivir durante una semana cómo es el día a día del presidente Evo Morales ahora que se enfrenta de nuevo a unas elecciones generales. Además de su residencia ofical, conocemos la casa donde pasa los fines de semana y donde el presidente se evade de sus guardaspaldas y conduce su propio coche. Este es el paisaje donde le esperan “sus novias, que siempre tienen que estar disponibles, porque si no llama a otra”, según nos revela una persona muy próxima a este presidente soltero —“casado con Bolivia”, repite él—, padre de dos hijos de madres diferentes.

Entre viaje y viaje charlamos conversamos sobre nuestra monarquía. “¿Cómo se lleva con el rey Juan Carlos?”, le preguntamos. “Bien, el Rey es mi amigo, nos entendemos. Con el príncipe no tanto. Me mira raro” “¿A qué se refiere con raro?” Morales sonríe. Gira la cabeza y mira por la ventanilla del avión.

Hablamos con el líder indígena del proceso de nacionalización de los recursos (“El día más feliz de mi vida”), su relación con los demás países Latinoamericanos (“Lamentablemente en algunos países de Latinoamérica y el Caribe no gobiernan sus presidentes, sino los bancos y empresas”), con Estados Unidos y Obama (“Cuando no estaba la prensa delante, me Obama dio la mano. Pero luego delante de todos me la negó. ¿Eso qué es? No lo entiendo. Es la mentalidad imperial. Pero la ventaja que tenemos es que esa forma de actuar y de pensar está en decadencia”), El FMI o el Banco Mundial (“Ahora somos socios”) o el control y la relación que mantiene con sus ministros (“No me fío de ellos. A veces se les olvidan las cosas o no me cuentan la verdad”).

Preguntamos al presidente sobre la acusación que ha recibido Morales de promover una reforma constitucional que, además de reconocer la importancia del pueblo indígena, la laicismo del estado o las lenguas del país, entre otras cosas, también facilitaba su reelección. El Tribunal Constitucional de Bolivia autorizó en abril de 2013 un tercer mandato. “¿Dudó en volver a presentarse?”, preguntamos. “Yo quería ya irme. Pero me lo pidieron desde las organizaciones sociales. Y como aún tengo fuerzas...”

—¿Dice de verdad que quería irse? —Sí. Me encanta la tierra. Y mi mayor deseo es volver al campo, a mi terreno en el Chapare. —¿Así que mientras se lo pidan se seguirá presentando? —No, no creo. Hasta aquí nomás. Yo recomendaría que si las autoridades electas quieren hacer servicio tiene que ser mientras sean jóvenes. No tanto por mandatos, sino por edad, hasta los 60 o los 62 años. —¿Y Fidel? —Bueno, Fidel últimamente solo tenía ya que preparar sus discursos. Pero no sabía lo que estaba pasando. Eso al menos me comentaron.

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