El libro “Mi vida, de Orinoca al Palacio de Gobierno”, como su título lo indica es un conjunto de manifestaciones del desarrollo de las vivencias más importantes sucedidas a una persona en el decurso de su vida y, cuando la persona-sujeto de los hechos decide hacerlos conocer, es una deposición de confesión que exige como condicionante relevante la fidelidad entre el hecho vivido y la circunstancia temporal. El primer mérito de esta obra-biográfica es que el autor se aviene a este requisito y observa puntualmente la fidelidad sin dejarse tentar por la ficción.
Otro mérito de la obra es la correspondencia exacta entre el hecho vivido por el autor-narrador con la circunstancia política y social del momento que transfiere al lector a la escena en tiempo y espacio para realizar su propio análisis.
El índice del libro es ambicioso ya que asigna cobertura a los eventos más significativos del narrador siendo de cardinal importancia su decisión desde niño con uso de razón, a cuestionarse sobre su existencia y las circunstancias condicionantes de su medio, obligándolo a reflexionar sobre la vigencia de la justicia y la equidad, entonces, ese es el momento de la inflexión definitoria de su vida para empezar a soñar y, empieza a soñar con bases, que lo transportan a la ficción momentánea de llegar a ser Presidente de Bolivia. Desde este hito desarrolla cada escalón de su vida sin abandonar ese sueño-objetivo que lo atesora en su intimidad y humildad impenetrables, desvelándolo en su madurez política obligado por las peticiones de sus correligionarios y simpatizantes.
La obra destaca por la impronta que deja una enseñanza o ejemplo para todos que es fundamental e inapelable, y va de la mano de la virtud de la perseverancia, conjugando esta con la ilusión que engendra todo sueño y que se convierte en realidad en la persona del autor.
De lo expresado decanta como conclusión que el que vive activo está contento con su existencia y desafía su urdimbre y problemática, tejiendo con vigor la tela cotidiana del sueño y la realidad le devienen las mieses doradas del poder.
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