domingo, 21 de septiembre de 2014

Evo se preocupa por la caída de Dilma y los opositores ponen leña al fuego de la tensa relación

Quien gane las elecciones en Brasil importa, y mucho, a los bolivianos. La relación diplomática con ese país no es buena, es tensa, y la muestra es la ausencia de un embajador brasileño en La Paz.
El ascenso en las encuestas de Marina Silva y la amenaza al poder de Lula da Silva y Dilma Rousseff son temas que provocan al presidente Evo Morales. “Será Brasil que tome las decisiones, su pueblo. Nos preocupa, será por la amistad y confianza que tenía y tengo con el presidente Lula da Silva. Saludo y admiro al Partido de los Trabajadores”. Complementa que en el marco de Unasur, “acordamos un respeto único a los presidentes que salgan de las elecciones nacionales”.
Asegura que el resultado no afectará a Bolivia. “No somos parte de una política, no. Cada región, cada país, tiene su propia particularidad, pero es una revolución cultural democrática”.
Sin embargo, hay un tema pendiente que no se ha solucionado con el Gobierno de Dilma Rousseff y aunque el mandatario afirma que “no es un problema” que en este momento Brasil no tenga embajador en Bolivia, sentencia que “lo que no puedo entender es que delincuentes se escapen a ese territorio (se refiere al exsenador Róger Pinto y al exfiscal Marcelo Soza). Nuestros delincuentes se escapan a EEUU y a este vecino país”.

Además, adelanta que “tarde o temprano llegará la justicia. El que se escapa es un delincuente confeso, y que Brasil acoja a esas personas, será un tema de ese Gobierno, de Itamaratí. Las autoridades brasileñas tendrán que rendir cuentas, no al Gobierno boliviano, sino a su pueblo”.
El candidato presidencial por el PDC, Jorge Quiroga, afirma que “todo indica que en Brasil y en Uruguay habrá segunda vuelta, eso significa que no hay imbatibles, eso es buen augurio porque en Bolivia o estamos primeros o vamos a llevar a este Gobierno a segunda vuelta, es un buen augurio”.
No se anima a afirmar que una corriente ideológica comienza a caer en la región. “Lo de Maduro está más que podrido; pero Brasil es diferente, yo garantizo que tendremos buenas relaciones con esa potencia. No me meto en la política ajena, pero Brasil, siendo el país más importante para la economía, es increíble que no tenga embajador en Bolivia por el impasse del caso Pinto. Qué pena que el Gobierno tenga más animadversión a Pinto que a valorar las relaciones con Brasil”.
El candidato a primer senador por Cochabamba para el MSM, Mario Orellana, apuesta también por la segunda vuelta en Brasil “y es muy posible que en ella salga victorioso un partido conservador. Dilma Roussef tuvo muchos problemas y fue incluso criticada por el propio Lula da Silva”.
Añadió que “si es que Morales es elegido, tomando en cuenta que Brasil no tiene ni embajador en La Paz, las relaciones con Bolivia se complicarían aún más, no solo en el ámbito político, sino también económico, y eso será muy perjudicial”

La candidata a diputada por UN Jimena Costa va más allá. “El cambio en Brasil afecta al proyecto llamado de izquierda del socialismo bolivariano que tuvo un apoyo desde ese país a través de Lula, y en menor medida con Dilma. Por lo tanto, este tema dejará a Evo más huérfano”, sentenció

Los cambios de Gobierno no traerán otras políticas
FRANKLIN PAREJA - POLITÓLOGO
En el fondo, los países de la ALBA son más simbólicos y ritualísticos a la hora de hablar de su modelo económico porque en la práctica no están muy distantes, ya que aplican una política económica bastante ortodoxa, muy similar a la de corte liberal, así que en la región puede haber un cambio de figuras y que puede dar la sensación de que habrá una línea de centro, pero al margen de eso, la política económica no variará mucho, salvo el caso de Venezuela, porque ese modelo es insostenible.
Brasil es un país que tuvo muchas contingencias y las cuales afectaron a la presidenta Dilma. La primera fue el malestar social interno que se desencadenó con el problema de transporte, que fue un punto donde se activó la manifestación social; luego la gran cantidad de inversión pública para el Mundial, y aquí le fue mal, y eso afectó necesariamente en la intención de voto, y a semanas de la elección, se sumó la mala gestión pública.
Pero pese a la rivalidad política, no están muy lejanas porque la postura ideológica es más retórica en toda la región. Por ejemplo, la presidenta Michelle Bachelet es de izquierda, pero su política es conservadora y liberal; lo mismo sucede con la presidenta Cristina Kirchner, que tiene una política económica ortodoxa; mientras que Uruguay sigue una política de estado asentada

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