jueves, 22 de enero de 2015

Tiwanaku fue el escenario: Ritual para Morales inició actos de posesión

na limpia espiritual, un atuendo cargado de simbolismos indígenas, dos bastones de mando y cinco rituales fueron parte de la ceremonia en la que Evo Morales asumió ayer de forma simbólica el mando como líder indígena, un día antes de su investidura presidencial. El escenario, las ruinas de Tiwanaku (La Paz).

Desde la madrugada del miércoles, las tranquilas rutas que confluyen a las ruinas tiwanakotas se vieron atestadas de autos, helicópteros que iban y venían, delegaciones locales e internacionales, servidores públicos, policías y una suerte de organizaciones sociales y campesinas bien uniformadas con ponchos, aguayos y polleras de vivos colores que se confundían con wiphalas y la Tricolor boliviana.

A pesar de las bajas temperaturas y el cielo nublado que amenazaba con lluvia, los grupos de sicuris empezaron a interpretar ritmos autóctonos como previas al evento central: la ceremonia ancestral donde el presidente Evo Morales recibió mediante rituales indígenas el permiso de los dioses andinos para gobernar Bolivia por cinco años más.

CEREMONIA

El evento comenzó a las nueve de la mañana en el museo Lítico donde cuatro sacerdotes indígenas dos varones y dos mujeres utilizando incienso y copal humeantes ‘limpiaron’ a Morales para liberarlo de toda energía y carga negativa.

Posteriormente procedieron a vestirlo de pies a cabeza con el atuendo que la autoridad mandó a confeccionar, el que consistía en un gorro de cuatro puntas (ch’ucu) que es un símbolo del pensamiento andino-amazónico y busca sabiduría y ecuanimidad para gobernar.

También vistió una camisa blanca con bordados indígenas en el cuello y los puños y encima una bata denominada ‘unku’ de lana de vicuña y en la parte frontal del atuendo llevaba un repujado en oro con un diseño del rostro del personaje central de la Puerta del Sol. Los pantalones de bayeta eran del mismo color de la bata, blancos, y unas sandalias revestidas con lana de llama blanca.

Con toda la indumentaria puesta y flanqueado por los sacerdotes y sacerdotisas aymaras, Morales, entre oraciones y cánticos de los amautas llegó hasta la pirámide de Akapana, donde lo esperaba otro grupo de amautas quienes hicieron un sahumerio para pedir a la Pachamama (Madre Tierra) dé sabiduría a Morales en el nuevo mandato que asumirá hoy.

Tras ese momento, se trasladaron hasta el templo de Kalasasaya donde ofrecieron cuatro ‘mesas’ (ofrendas de sahumerio a la Pachamama).

Acto seguido el Jefe de Estado en la puerta del mismo templo, el más importante de las ruinas de Tiwanaku recibió dos cetros que lo consagran como líder indígena los mismos que cargó una en cada mano. En las partes más importantes de la ceremonia los amautas tocaban sus pututus a los cuatro vientos.

Un coro de tenores y sopranos más una orquesta autóctona acompañaron todo la ceremonia y la interpretación, al final de la misma, del Himno Nacional de Bolivia que se cantó en castellano y en idiomas nativos.

SALUDO

Después de los ritos y el Himno, Morales realizó un discurso y posterior a ello en las escalinatas del templo de Kalasasaya los representantes de las delegaciones oficiales pasaron a saludarlo y a tomarse fotos.

Entre las comitivas que presenciaron todo el evento estaba la delegación del gobierno de Estados Unidos, los vicepresidentes de Cuba, Perú y Argentina entre otros, las madres de la Plaza de Mayo de Argentina y delegaciones de países africanos.

“CÓNDOR PASA” Y “ALELUYA”

En el transcurso de la ceremonia y los saludos protocolares de las comitivas oficiales y delegaciones del exterior el coro interpretó reconocidas piezas musicales. Una de ellas fue el ‘Cóndor Pasa’, pieza musical del folklore peruano que interpretaron en la ceremonia central.

En la parte de los saludos oficiales, los músicos también interpretaron el ‘Aleluya’ tema característico de actividades de la religión Católica que no tenía relación con los rituales indígenas que se realizaban.

FIESTA AUTÓCTONA

Llegado el mediodía y terminado los actos centrales en las ruinas de Tiwanaku, todo el movimiento se trasladó a la población donde las tarimas oficiales, la población y los turistas ocasionales esperaban la entrada de grupos autóctonos. Se tenía previsto un almuerzo en el lugar ofrecido por el presidente Morales a las delegaciones oficiales pero que los anfitriones del lugar, las autoridades municipales de Tiwanaku no fueron invitadas.

Los periodistas, camarógrafos y fotógrafos de medios privados no tuvieron acceso al almuerzo para tomas de imágenes y tampoco a la entrada autóctona siendo los únicos privilegiados los medios estatales. “¿Quiere ver la entrada? Mire el canal 7”, ordenó ácidamente uno de los personeros de seguridad.

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