jueves, 9 de julio de 2015

El crucifijo que Evo regaló al Papa causa polémica en las redes sociales

La cruz formada con la hoz y el martillo que Evo Morales le entregó ayer en el Palacio de Gobierno al Papa Francisco, es un homenaje a la figura creada en los años 70 por el padre jesuita español Luis Espinal como símbolo de su compromiso con las luchas sociales y su simpatía a las ideas del socialismo.

Este presente causó revuelo en las redes sociales debido a que no se informó de inmediato que se trataba de esa reproducción y también molestó a otros que están en contra de que Morales se apropie de un símbolo que representa ideas que, se cree, le son ajenas.

"Me parece indefendible el gesto de Evo al darle al papa la cruz de Espinal porque es resultado de una apropiación desvergonzada de un símbolo y de una manera de pensar a las que el gobierno no es afín en absoluto. ¿Qué ha hecho el gobierno por la figura y memoria de Luis Espinal?, ¿qué ha hecho por la unión de los trabajadores, los obreros y la Iglesia?, ¿qué ha hecho en concreto por las víctimas de las dictaduras militares?" señaló el escritor paceño Sebastián Antezana.

Antezana se preguntó también: "¿No hay acaso en El Prado de La Paz un piquete de huelga de familiares de víctimas de las dictaduras que reclaman hace dos, o tres, o cuatro años reivindicaciones y derechos sin que al gobierno se le mueva un pelo?". Y añade: "Pero claro, cuando llega el máximo jerarca de la Iglesia es lindo regalar crucifijos comunistas", en algo que Antezana denomina "apropiación desvergonzada de símbolos".

El también padre jesuita Xavier Albó escribió sobre "los tallados de Lucho Espinal" en una reciente columna de La Razón.

"El que aquí reproducimos es la nueva cruz que Lucho acopló al Cristo de sus primeros votos, con un martillo vertical y una hoz horizontal para expresar el necesario pero huidizo diálogo cristiano marxista, con los obreros y campesinos. El que lo hiciera con el Cristo de sus votos muestra cuán adentro sentía la urgencia de tal diálogo", señaló Albó.

En la misma columna, Albó explicó que en la nueva edición del clásico texto de Luis Espinal titulado Oraciones a quemarropa tiene una innovación, que es los tallados del padre jesuita en madera.

"Es algo que Espinal desarrolló recién después de haber ‘vuelto a nacer’ en Bolivia, el 6 de agosto de 1968, después de lo cual pronto se nacionalizó boliviano, con pérdida de su nacionalidad española, y ya nunca retornó a su país de origen. Once años, siete meses y 15 días después, sus asesinos dejaron abandonado su cuerpo torturado y baleado en un basural en las afueras de la ciudad de La Paz. Ese tiempo, bastante corto, dejó para él y para el país una huella profunda", señaló.

Luis Espinal, sacerdote jesuita, nació en España en 1932. A los 16 años ingresó en la Compañía de Jesús, con la que se trasladó como misionero a Bolivia. Durante los años en los que vivió en el país se caracterizó por su compromiso con los más pobres, con sus ideas progresistas y por sus críticas a la Iglesia. En marzo de 1980 fue asesinado por paramilitares.

El papa Francisco rindió un breve homenaje el miércoles a Espinal en la denominada Curva Autopista, en las cercanías de donde fue asesinado.

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