lunes, 28 de diciembre de 2015

El sobrino de Evo que defiende la tierra



Marín dicta su conferencia sin ayuda alguna. Él es quien opera una laptop HP con la que emite imágenes a un monitor LG que está cerca de la puerta de ingreso al comedor. El tema que expone no es sencillo, pero él sabe lo que hace y sabe lo que dice.

Al comedor de la “Hacienda del Señor” no se entra con zapatos. El ambiente no es precisamente grande y está decorado con siluetas en alto relieve de tucanes y guacamayos. Hay dos cuadros en la pared, uno de Jesús en el huerto de Getsemaní y otro de la película “Jesús de Nazaret” en la que se ve a Robert Powell trazando una línea en el suelo debajo de la leyenda “lo hice por ti”.

Al fondo, cerca de la cocina, hay una chimenea y encima de un alero colocado para tal fin están dos trofeos de fútbol, uno dorado y otro plateado. Las copas fueron ganadas por el equipo de la hacienda en algunos de los torneos organizados en el municipio de Fernández Alonso, en el norte integrado de Santa Cruz.

Marín Condori Mamani no es del lugar. Llegó hasta allí como parte de una sociedad agrícola con el brasileño Donizete Fernandes, propietario de la hacienda, con quien asumió el desafío de mejorar la producción mediante la biotecnología. Ya lo hizo con la soya y quiere proceder de la misma forma con el maíz y el trigo pero el gobierno no autoriza la manipulación genética para esas especies.

Conoce bien esa hacienda, al igual que otras del norte integrado, y esta vez acudió a dictar una conferencia sobre fitomejoramiento por invitación del Instituto Boliviano de Comercio Exterior. Para entrar al comedor, él también dejó los zapatos fuera.

Su camisa, de color salmón con líneas rosadas, se diferencia de los demás hombres de la hacienda que están en el comedor pues ellos visten de blanco. Usa un pantalón vaquero sujeto con cinturón café y sus calcetines, visibles como de todos los demás, son de color azul.

Marín dicta su conferencia sin ayuda alguna. Él es quien opera una laptop HP con la que emite imágenes a un monitor LG que está cerca de la puerta de ingreso al comedor. El tema que expone no es sencillo, pero él sabe lo que hace y sabe lo que dice. Son los resultados de su investigación para el mejoramiento de la soya, el maíz y otros alimentos que se producen en el agro cruceño.

Él, como todos los productores de Santa Cruz, está convencido de que la única manera de enfrentar las plagas y enfermedades de las plantas es a través del mejoramiento genético, creando especies que sean resistentes a esos ataques.

Él, como todos los productores de Santa Cruz, sabe que la mayoría de la gente le tiene miedo a esa biotecnología que deriva en los alimentos denominados transgénicos. Pero para Marín Condori, esa reacción es normal porque es la misma que surge cada vez que la tecnología descubre algo nuevo. “Cuando se inventó la luz, la gente también tenía miedo pero ahora no podemos vivir sin ella”, dice.

Termina su exposición, se acomoda los anteojos con dos dedos, mira a la concurrencia e invita: “Preguntas, señores”.
Y claro que hay preguntas pero la que quisieran hacerle los periodistas presentes no tiene nada que ver con la conferencia: “¿Es usted pariente de Evo Morales?”.

Sobrino
Marín Condori Mamani está tan acostumbrado a esa pregunta que su respuesta es mecánica.
“Somos parientes”, admite y explica que el parentesco viene por el lado de su madre, doña Norberta Mamani Morales. Ella y el Presidente son primos así que Marín es su sobrino.

Se conocen desde Orinoca, tierra natal de la familia, donde también nació Marín, un 26 de diciembre de 1965. Hace como 20 años emigraron al oriente, en busca de un mejor destino, y se establecieron primero en Cobija. Aquello fue providencial porque le permitió estudiar Ingeniería Agronómica en la Universidad Federal del Acre, Brasil. Después obtuvo dos maestrías, una en genética y mejoramiento de especies en la Universidad Federal de Vicosa, Minas Gerais; y otra en relaciones genéticas y biotecnología, en la Universidad Mayor San Simón de Cochabamba.

Con su profesión y posgrados, Marín comenzó a trabajar para la Asociación de Productores de Oleaginosas (Anapo) para la que, biotecnología mediante, llegó a desarrollar una nueva variedad de soya denominada “Belén”. Probablemente eso lo hizo tan famoso que su tío, convertido ya en el primer presidente indígena de Bolivia, le invitó a ser el embajador de Bolivia en Brasil.

Pero Condori tiene bien claro aquello de “zapatero a tus zapatos” y declinó la invitación “¿qué voy a hacer yo en la diplomacia? —pregunta— Aquello no es lo mío. Yo podría ayudar (al gobierno de Evo Morales) pero en lo que yo sé”.

Tal vez a Evo no le gustó el rechazo. Tal vez creyó que la Anapo y los productores del oriente están metidos en trajines políticos y, como es su costumbre, terminó rotulando a una persona, esta vez a su pariente porque llegó a creerle un opositor.

Quizás por eso, el gobierno de Morales no asume medidas en torno al mejoramiento de los alimentos, como ya lo ha hecho el Brasil, pese a que el presidente conoce de los avances logrados con la biotecnología gracias a las explicaciones de su sobrino.

Después del ofrecimiento y el rechazo, los parientes no tuvieron más contactos y, mientras Evo gobernaba, Marín dejaba la Anapo y se unía a Fernandes en el afán de mejorar la producción en el norte integrado de Santa Cruz y ampliar la frontera agrícola.

Transgénicos
Sufre, al igual que los otros productores, por el miedo que la gente le tiene a los transgénicos al considerar que la manipulación genética podría afectar la salud de los consumidores.

“Ninguna tecnología sale con cero riesgo”, admite mientras se acomoda nuevamente los anteojos en los que se puede percibir que uno de los cristales está rajado, el derecho, en el lado opuesto de donde Marín tiene un lunar que a veces se esconde detrás de los marcos.

Según la doctora María Mercedes Roca, microbióloga y fitopatóloga de la Universidad Zamorano de Tegucigalpa, Honduras, por lo menos 11 agencias de alimentos, incluida la FDA de Estados Unidos, aseguran la inocuidad de los productos genéticamente modificados así que no hay por qué preocuparse.

El ingeniero Condori lo sabe y dice que “el único problema es que hay gente mal informada”. Toma los anteojos con ambas manos, se frota los ojos con el índice y el pulgar y lanza una sentencia: “la raíz del miedo es la ignorancia”.

Terminan las preguntas y termina la conferencia. Aunque los periodistas no deberían aplaudir cuando están trabajando, ceden ante el conocimiento de aquel hombre moreno y de baja estatura y le baten palmas.

Afuera, en el calor del norte integrado, las nubes han cubierto el cielo pero la lluvia, tan esperada por los productores, se resiste a caer.
Y esperan los zapatos.

PERFIL
Nombre completo: Marín Condori Mamani
Lugar y fecha de nacimiento:Orinoca, Oruro, 26 de diciembre de 1965
Padres: Pascual Condori Opi y Norberta Mamani Morales
Esposa: Marleni Quirós Rojas
Hijos: Luigi Alexis (17), Joicy Lolita (15) y Juliana (13).
ESTUDIOS:
Bachillerato: Colegio Amor de Dios (Cochabamba, Bolivia)
Licenciatura: Universidad Federal del Acre (Acre, Brasil)
Posgrados: Maestría en genética y mejoramiento de especies en la Universidad Federal de Vicosa (Minas Gerais, Brasil)
Maestría en relaciones genéticas y biotecnología en la Universidad Mayor de San Simón (Cochabamba, Bolivia).


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